Tienda en línea

domingo, 15 de febrero de 2015

Cárteles de droga: en México ya no existen

¿Cómo vas a investigar del conflicto entre cartel de Sinaloa y los zetas si desconoces categóricamente  sus nombres?
Si sacamos cuentas, el gobierno de Felipe Calderón le quedó a deber a la población mexicana más explicaciones de lo que hizo, que lo que presumía en cada uno de los comunicados que convocaba cada vez que abatía a uno de los criminales que, según sus fuentes de inteligencia, eran los meros del crimen organizado.
Que si la Tota, que si el Tres Pies, que si la Marrana. De eso no nos podemos quejar, hubo variedad en los alias de los detenidos. Desde donde se le quiera ver, el ingenio creativo mexicano destacando hasta en la violación de derechos humanos
La nueva del gobierno federal priista es cambiar absolutamente el teorema de comunicación en este sentido de las detenciones y la muestra pública de las acciones federales y locales de las fuerzas del orden. Recientemente publicaron el Nuevo Formato de Presentaciones que delimita la narrativa que debe ser cumplida como una responsabilidad con la sociedad.
De ahora en adelante no se podrán mostrar imágenes de la suntuosidad en la que viven los criminales, tampoco se podrán mencionar las palabras “cuerno de chivo” ni los nombres de los cárteles. En adelante, todos sin excepción son “presuntos responsables de los cargos que se les imputan y por los cuales serán procesados” a secas.
Este no es un cuerno de chivo, ni es oro.
Es comprensible que se eliminen los detalles irrelevantes y dañinos para la difusión de mensajes así de delicados, pero parece casi un berrinche del gobierno federal el desconocimiento de los hechos, tal y como son conocidos por la sociedad en general. ¿Cómo vas a investigar del conflicto entre cartel de Sinaloa y los zetas si desconoces categóricamente  sus nombres?
Después de darle vueltas, resulta que será muy fácil. En realidad sólo habrá que diferenciar a los delincuentes por adjetivos más adecuados al entendimiento del presidente en turno: el más morenito, el más alto, el más feo, el de la playera del Cruz Azul, etcétera.
Al respecto, el profesor Gerardo Ocampo, responsable de Áreas Administrativas curriculares en el Tec de Monterrey y experto en materia de investigación social cree que las medidas tomadas son parcialmente correctas: “es necesario encontrar un término medio entre la depuración de información y la necesidad de conocimiento por parte de la comunidad a estos sucesos. Lamentablemente se sigue una política de bloqueo de información que no da razón de desarrollo auténtico en cuestiones de seguridad”.
Esto, obviamente es inexistente, también

Bandastic: magos, música y un pinche suéter

“Como pescado nadando contra corriente y de repente dices, ¿qué pedo?, ¿ no estaré mal y mejor nado hacia el otro lado? “
Es bien tímido, pensé. No hay manera de que salga a un gran reflector a presentar sus ideas como grandes panaceas, ni mucho menos me imaginaría que dentro de él maquina una visión de planeación y logística a gran escala si lo encuentro en una fiesta o en un concierto. Es un chico normal, algo delgado y con el cabello que le cubre la mirada. Hasta frágil. Tampoco lo imagino saliendo del vientre de su madre sin un suéter puesto, moriría de frío.
Pero es Daniel, y es todo eso que revolucionó la noción del venue como todo un concepto inmaculado en la industria musical. El recinto alimentado por todos los actores: creadores, intermediarios, anfitriones y siervos.
Así lo imagino: un mago feudal que con cantos difónicos invoca a los mejores espíritus y los reúne para el goce divino de todos mientras nadie nota su presencia.
Aunque parece tener los ojos calmos, la urgencia es algo que lo define, como me cuenta mientras hablo con él. Dejó la carrera un par de veces y definitivamente no fue por asuntos académicos, sencillamente no le parecía entretenido.
Ni los ingenieros mecatrónicos ni los diseñadores industriales se divierten tanto como los magos.
Y por ortuna las cosas se dieron. “Gódin nunca” dice Daniel. Así como era malo en la escuela, lo sería en una oficina. Es el mal de toda la internet generation (si en todo caso es un mal). Nos aburrimos con facilidad, queremos todo más rápido, inmediato. Daniel no hubiera podido tterminar la carrera porque lo atormentaría el pensamiento de hacer algo que le iba a aburrir toda la vida. 
Hay otras formas de muerte que la muerte misma. En algún momento supone que si no funciona todo esto, hará vida en alguna industria musical: como músico, o del otro lado
La música la toma en serio. Desde los 15 años ha estado asistiendo a conciertos y no piensa parar nunca. “Es un golpe muy intenso el que sientes”, dice. Y la música lo lleva a todos lados. Lo más lejos que ha llegado a estar es Islandia, justamente para asistir a un festival de música.
No es de sorprenderse, justamente estamos pasando por una serie de cambios radicales en las formas de consumo de todas las personas. Los objetos se vuelven sagrados y personales, como colecciones de idolatría que llevan una carga emocional en su esencia.
¿Para qué sirve tener el disco de tu banda favorita si los puedes llevar en la memoria del teléfono? Porque más allá de la música, los puedes hacer tuyos de una manera más personal: el vinil que compraste el día del concierto de Motorama, en el Pasagüero, cuando conociste a Mónica, etcétera.
Daniel es parte de esta generación que mira las cosas de manera diferente. No quiere esperar, no quiere hacer filas, no quiere sentirse ajeno, ni segregado. Cree fervientemente que hay que cuestionar el modelo de orden común de las cosas.
¿Por qué tengo que vivir en NY, o en Londres para poder vivir la música de culto? La experiencia de tener a tu banda, en tu país, con tu gente.  Eso es lo que hace.
El éxito del crowd funding radica en la unión de la gente. Jalar parejo. Cuando Bandastic quiso traer a Real State a la Ciudad de México, se necesitaban 63 mil pesos. Se abrió convocatoria y cuando expiró, no se había llegado a la meta.
Se canceló el concierto y el dinero le fue regresado a quienes aportaron. Pero cuando la gente pidió abrir convocatoria para traer a Motorama desde Rusia, Guadalajara y D.F. respondieron al llamado.
Daniel habla de la gente en el concierto. Gente auténtica, que demostró que el proyecto tenía mucho más que sólo lo que se imaginaba en un principio. Se le dio el poder a la masa y la masa tuvo la razón.
No es un modelo de negocio, ni una forma de producto retorcido cargado con mercadotecnia. Es gente verdadera haciendo y disfrutando lo que verdaderamente ama. Empoderar a quienes deberían tener el poder, porque son más y porque son buenos para saber lo que quieren.
Después de todo esto que ha sucedido, Daniel está en una especie de hot spot en el que no se siente cómodo. Ya lo sabía, él es más bien tímido y se restringe a disfrutar; pero cuando se trata de dar la cara en prensa, Luis, CEO de Bandtastic es el que se encarga del asunto.
Al final, después de haber hablado con él, le pregunté directamente cuáles eran sus planes a futuro. No pudo más que contestar que no le gusta verse a sí mismo sobre una línea hierática. Prefiere verse a sí mismo como una línea que cambia de dirección dependiendo de los sucesos: “mientras haya música, padre; si me estoy divirtiendo y hago cosas padres, cool”.
Supongo que a la magia no se le puede poner destino

El Toro Humano

Entro al gimnasio y busco a José. Dentro hay unos  siete u ocho hombres con tamaño hiperdesarrollado gimiendo y sudando, formados. Cada uno se sigue del otro haciendo fila para utilizar un aparato en específico. El aire se siente más bien ácido y pesado, como si le hubieran rociado un año de entrenamientos comprimidos en lata.  Todo aquí es pesado: el aire, el cuerpo, el entrenamiento, el deseo, el lastre de presente, el anhelo de futuro.

Estos grandes hombres utilizan su tiempo levantando peso muerto en forma de discos fundidos a base de metal. Carne y metal convergen en este lugar alejado del imaginario colectivo que parece tan ajeno, tan difícil de dominar por cualquiera que deseáramos entrar a ver qué pasa allí. En ocasiones estos discos en conjunto llegan a pesar más que el cuerpo de quien los está levantando. Cuesta trabajo no extrañarse.

Ahí está José, dirigiendo a los hombres pesados. Se ve pesado entre los pesados. Es el que más masa muscular ha desarrollado desde que empezó en este deporte.  Cinco años le bastaron para tener el cuerpo similar al de un toro blanco y musculoso que roba doncellas y reparte bendiciones.

José Huerta es regio. Nació en la capital nuevoleonense y toda la vida ha sido deportista. En alguna ocasión el fútbol parecía llamar a su vida para dedicarse por completo a él, y José respondió. Logró el anhelado debut en varios clubes: el América, el San Luis, el Monterrey. Hasta se fue a Bélgica a probar suerte en equipos europeos de segunda división.
Entonces José era un tipo normal. Evidentemente su cuerpo era el de un atleta profesional, pero aun así tenía un fenotipo más o menos común.

Sin embargo, la inmediatez y la necesidad de  espectáculo que hay en la naturaleza inherente del futbol le mostraron su lado más afilado. La historia es más bien simple: José se lesiona la muñeca durante un encuentro. Una lesión pequeña pero eficaz. ¿La muñeca? Ni siquiera es importante para un futbolista que utiliza sus pies para jugar. Eso no importa, José. Al no haber ningún equipo de fútbol soccer en Bélgica interesado en muñecas lesionadas, se enfrentó a una decepción anunciada: el fútbol ya no tenía las puertas abiertas para él.

Lastimado, acepta su suerte.  Pero ni él sabía lo que se avecinaba después de eso.  En realidad ese fue el comienzo: “empecé haciendo terapia para sanarla, consistía en levantar peso metódicamente, hasta recuperara su fuerza de antes”.  Después, al parecer ya no pudo parar.

Lo único que buscaba sacarle al trabajo de gimnasio era un cuerpo de escultura griega que atrajera más mujeres a su cama, pero en algún momento todo fue tomando seriedad. Los discos no sólo le pesaban al cuerpo de José, ya también a sus sueños, y luego, a sus presentes.

El camino para cualquier fisicoculturista es muy largo, y como en cualquier otro deporte, es doloroso. Lleva años desarrollar ese tamaño de musculatura. Pero a José se le facilitó mucho. No significa que no haya realizado un esfuerzo constante durante estos cinco años, pero los logros que ha conseguido son impactantes.

Juan Carlos era su instructor personal y él ya llevaba unos diez años en la disciplina cuando José apenas la conoció. Esos años han quedado en el olvido. José ahora superado por mucho a Juan Carlos: “va a llegar muy arriba”, él mismo reconoce.  Ahora él es el que espera a la decisión de José para atacar otro aparato, para continuar la rutina, para ponerse mamados.

Cuando se es fisicoculturista se tiene una meta muy clara: hay que hacer crecer el cuerpo a toda costa. Para esto, hay que reconocer la disciplina que el practicante requiere. José come lo mismo que una familia de cinco. Es el principal obstáculo de este deporta, su precio.  José gasta alrededor de $2,500 tan sólo en comida, cada semana. Además, el problema radica también en que su horario está limitado por sus horas de comida. Religiosamente, José debe consumir alimentos cada dos horas y media. Haga lo que haga, esté en donde esté. Esto es lo que lo mantiene en forma. Así que no puede darse el lujo de pasar una comida.

Tal vez la gente no concibe la magnitud de esto. Comer cinco veces al día, cada dos horas y media, le impide a José tener una vida normal. No puede tener un trabajo que le exija mantenerse sin alimentos por demasiado tiempo. Tampoco puede asistir a una escuela, y con todos los gastos que debe hacer, parece una contradicción misma.

 “La gente no conoce el tipo de disciplina que se requiere para estar aquí, el deporte en México tiene muy mala fama. En Estados Unidos, los deportistas como yo tienen vida de estrellas de rock” Patrocinios, premios, derechos. Todo un circo armado alrededor de la explotación del cuerpo humano.

En parte hay que darle crédito del rechazo a la mediaticidad del fútbol en México; pero también hay que aceptar que el culturismo tiene mala fama de tramposo. Parece que el juicio imperativo sobre el uso de sustancias que potencian el rendimiento del cuerpo humano reina sobre la opinión general. Esteroides de caballo, chochos, piquetes. Todo eso que en las otras disciplinas deportivas se considera ilícito, en el fisicoculturismo se vuelve más evidente.
José ha probado estas sustancias, pero ya no le son útiles, dice. “He crecido más desde que las dejé, que mientras las usaba”. Sin embargo acepta que con ayuda de un profesional, es posible llevar un régimen de drogas adecuadas al nivel de entrenamiento que se lleva sin dañar las capacidades fisiológicas regulares.

Sigue siendo un mar de incertidumbres, entre tanto, José se prepara para un reto más grande. Está preparándose para conseguir el premio del campeonato más importante de fisicoculturismo a nivel mundial. Su meta es llegar a ser Mr. Olympia. Para muchos resulta un sueño lejano a sus posibilidades; pero todos tienen razones que justifican la certeza de que José puede llegar a hacerlo.


Además, no sólo es un empoderamiento personal para José el hecho de ganar este campeonato. La Federación Fisicocultuismo y Fitness se caracteriza, como todas las federaciones deportivas en México, por estar involucrada en actividades ilícitas y de enriquecimientos individuales. “Sólo buscan el dinero, no les importa el deporte”, dice José. Por eso quiere llegar –muy arriba-, para tener el poder de hacer una diferencia. 


Voces del México alterno




La música no es sólo entretenimiento, es un arma de pie de lucha y de expresión auténtica.

Si me hubieran dicho, hace unos 10 años, que México iba a estar posicionado con una escena musical exitosa y con productores de calidad, me hubiera valido madres. Literalmente porque tenía unos 10 años, y no me importaba ese asunto. Y a la gente a la que sí, le hubiera mentado la madre al que se lo dijera porque, evidentemente, se lo estaba curando.
Nadie, más que Emilio Azcárraga, estaba pensando en música en ese momento, y ese vato lo hacía porque andaba en planes de asociarse con EMI Music. Afortunadamente, esos años han quedad muy atrás.

La EMI ahora sólo maneja a artistas mediocrísimos para producciones televisivas igual de mediocres –léase, telenovelas- que siguen generando ingresos porque, pues aceptémoslo, seguimos siendo mediocres. Pero por lo menos la industria musical (ya se le puede llamar industria) ya no está allí en manos del millonario.

Ahora, no es el caso de que unos cuantos estén monopolizando el nicho, ni la propuesta.
De hecho, México nunca ha sido tan democrático en algún sentido como ahora lo está siendo en la generación de propuestas culturales. Y qué chingón; pero al mismo tiempo está haciendo falta una noción auténtica de lo que está sucediendo. La gente en realidad no se da cuenta de la importancia que esto tiene.

El problema no es que vayan a conciertitos y festivales llaneros y la mamada, el pedo es que no entiendan el verdadero sentido de la música, que sea menospreciada por aquellos mismos que la consumen.

 Porque si voy a preguntarle al Godinez promedio la razón de ser de estas propuestas, dudo mucho que pueda encontrar una diferente a la de la excusa de gastarse unos diez mil pesos al año yendo a ver bandas que ni conoce con el sueldo de oficinista que apenas le deja comprarse una cheve en el Corona.
Mucho menos reconocerá la importancia de esto.

Tomemos por ejemplo el caso de las disqueras independientes mexicanas. Se solía creer que el término independiente era sinónimo de mala calidad, recursos limitados y pubertos grifos encerrados en un cuarto con una excusa para drogarse. Los hechos, ahora, hablan por sí mismos.

Existen en México una cantidad inmensa de disqueras independientes que surten de músicos los escenarios nacionales. De entre los más destacados están Static Discos o Vale Vergas-recientemente renombrado Estados Unidos de Latino América- ambas de la ciudad fronteriza Tijuana y que tienen entre sus filas a los representantes de la bancada independiente y alterna más talentosos e importantes de este movimiento como Juan Cirerol –apodado el Johnny Cash mexicano- Los Macuanos –llamados el Kraftwerk mexicano-, o Dani Shivers-a esta morra yo le digo la Sky Ferreira mexicana-.

Junto con este incremento de propuestas de producción se vieron afectados los hábitos de consumo de los melómanos aztecas. Es así como un par de vatos de la ciudad de México comenzaron su proyecto de casas productoras de música electrónica que culminó en la aparición del Auditorio Blackberry.

Acá les decimos los Sicarios y su importancia no radica exclusivamente en este recinto; sino el modelo que ha sido adoptado en todos los rincones del país para este tipo de propuestas. Es decir se multiplicaron los venues donde se pueden presentar estos artistas.
Y con ello tenemos una bonita escena nacional llena de gente rara y talentosísima que puede llegar a cualquier lugar con muchísimo éxito.

“Es un fenómeno que se viene gestando desde hace tiempo, desde los 90´s no sólo pensando en bandas o productores, sino con gente interesada en el desarrol lo cultural del país como Camilo Lara; que les transmite el legado a nuevos entusiastas como Luis Cerón, el fundador de Disco Tormento y quien maneja a la banda francesa Thieves Like Us internacionalmente.
Este es el resultado de unos 20 años de gente muy dedicada” dice Julián Araoz, locutor de radio en la Ciudad de México.
Todo esto sería irrelevante de explicar si no pongo en contexto la razón por la que esto hace que México sea un mejor país (o por lo menos, que los mexicanos seamos mejores personas)

Si tomamos en cuenta que México no sólo está pasando por una revolución de su escena musical, sino integralmente en todos los sentidos del sector cultural nos damos cuenta que hace año y medio existió un movimiento socio-político que crispó a las masas y, de nuevo, vemos que los actores de la escena musical están presentes en esto. 

Cuando el 132 empezó haciendo marchas sobre Paseo de la Reforma, no pasaron ni dos días para que los músicos formaran su propia célula del movimiento: Músicos con YoSoy132. Y es así como te encontrabas gritando consignas de lucha junto a Juan Manuel Torreblanca por el Eje Central de día, y por la noche lo veías tocar en el Caradura.

También hay que recordar que antes de que México comenzara a pisar fuerte la escena independiente, los que llevaban el estandarte en el mundo eran Chile y España, llegando a exportar sus productos a todo el globo sin importar la lengua nativa del lugar en el que eran escuchados (los chilenos de Astro están incluídos en el soundtrack de FIFA 2013 y los españoles Crystal Fighters han tenido presentaciones hasta en Rusia).

Y si también nos ponemos minuciosos en el asunto, España y Chile vienen de una ola de levantamientos sociales sonorísimos a los que la Primavera Mexicana les debe mucho:
Camila Vallejo estaba presente durante las manifestaciones en los comités de organización de universitarios mexicanos en 2012.

Entonces, la música no es sólo entretenimiento, es un arma de pie de lucha y de expresión auténtica.

Si cabe dar un preciso ejemplo, pongo aquí en contexto a la gran Chavela Vargas, que dice y seguirá diciendo (porque para mí, sigue viva): “México es mi tierra. Ahorita está dormido el gigante. ”. Dormido, no muerto.

Hasta en Siria la música es temida por los círculos de poder donde, literalmente, les están cortando las gargantas a los compositores para que dejen de tener importancia. Entonces vamos sacando cuentas de lo que verdaderamente significa tener una escena de este calibre en un país tan antagónico.

No es sobre si quieres hacerle un boicot a Slim dejando de ir al Corona porque tu cuenta de internet está muy cara ni sobre si algún pomposo famoso anda  tocando en el Vive Latino, es sobre exaltar y darle importancia a lo que lo necesite y sea importante para sacar adelante una idea.


Haz patria, ven al NRMAL




Cines Porno en Monterrey: Permanencia Voluntaria

El cine no es más que una extrapolación de las razones afectivas de los seres humanos. Tomas un arquetipo y lo proyectas al máximo de su existencia: lo celebras, lo criticas, lo redimes o lo hieres. Todo bajo una ilusión secuencial de fotogramas que dan la sensación de movimiento, de lo improbable o inexistente adjudicándose la insistencia de la realidad por ser –auténticamente- real.


La pornografía funciona de la misma manera, sólo cambian las variables. Tomas un tipo con el que cualquier hombre se puede sentir identificado y le pones en el camino a una mujer que está dispuesta a hacer todo por su miembro. ¿Qué es la pornografía sino una proyección de fantasías, celebrando la existencia de lo efímero –de un orgasmo-, alterando la realidad, aspirando a ser el momentum verdadero, sin realmente llegar a serlo?

Un gran y pesado camión toma mucho esfuerzo para ser detenido, el cine no. Sólo es cuestión de apagar el proyector y desaparece la ilusión. Pero eso no sucede, ¿para qué crear todo el sistema de una ilusión tan atrapante como el cine, si se va a desmantelar en verdades? Si la naturaleza lo necesita, que se haga y se difunda la ilusión: la de las chicas reales, jóvenes y ávidas de sexo. Si vas a enaltecer una ilusión, que sea una tan poco real, que sea idílica. Y siendo idílica se vuelve real, tangible. Y cómo todo ente real, necesita de un espacio físico donde manifestarse.

Un recinto que conjugue la necesidad de los solitarios con el encuentro, que atienda a los afligidos o a los ansiosos con un calmante matador, que reformule la realidad o que, por lo menos, le ponga en estado inactivo. El cine porno. ¿Hay porno en Monterrey? Monterrey es bien conocido por ser portavoz de la idiosincrasia traducida a la ortodoxia extrema, incluso de aquellos que no son ortodoxos. Aún y con todo esto, la realidad mexicana se le interpone desde las entrañas –porque nadie puede negar lo que se es- y por eso la expresión y la búsqueda de anti-realidades que antojen catárticas se vuelve una industria.

Sí, en Monterrey hay cines porno. Sí, en Monterrey hay quien va a los cines porno. Sí, en Monterrey el porno adopta un estilo de vida. Hay quien vive de esto, y, hay que decirlo: no se vive tan bien. El mismo misticismo que envuelve a los templos de congregantes paranoicos o fanáticos es el que rodea la concepción social de los cines de pornografía. La gente sabe que están allí por accidente. Porque alguien les contó, porque alguna vez caminando perdidos lo encontraron, porque lo escucharon susurrar de algún fantasma del que no recuerdan el nombre.

Y así sigue la cadena de acontecimientos hasta llegar al lugar exacto, que también parece imposible de tocar, de referir, de encontrar. Aquí, pues, hay que ponernos reales. Existen en la ciudad tres cines de este corte. Colocados medio escondidos y medio públicos no niegan su naturaleza que parece contingente pero que en realidad es más incógnita:

1.- Cine Aracely: Isaac Garza y Villagómez, Monterrey (a seis cuadras al Sur de la central de autobuses). 2.- Cine Cometa: Félix U. Gómez y Magnolias, Col. Moderna, Monterrey (A tres cuadras al norte del Penny Riel).
 3.- Cine Chaplin: Héroes del 47 entre Arteaga y Carlos Salazar (a dos cuadras de Félix U. Gómez).

 Los infiernos inocuos. El común denominador, aparte de los gemidos y las sombras es la jerarquización de los niveles de inmersión en el cine. El mismo edificio funciona como una especie de fortaleza que aparta la desentonada cotidianidad con lo que se encuentra dentro. Sin embargo, la transición del exterior al interior se nivela, dantescamente, como una serie de expiatorios que deben enfrentar sus visitantes.

Quien va allí sabe lo que le espera, lo que le sale al encuentro. No es ni un retrato ni una representación, es un escape. Y para escapar hay que estar dispuestos a sacrificar algo. En los tres cines existe un primer nivel, antes de entrar por sí mismo al recinto, donde se encuentra ya sea una taquilla escondida y cubierta por cristal reflejante o puertas del mismo material. La razón la puso el municipio: No debe de haber cabida a que la gente del exterior se entere de lo que sucede dentro.

Debe estar cubierto todo, aislado; pero al mismo tiempo estas barreras a la vista ponen otro elemento importante para el visitante: quien entre allí, debe primero mirarse a sí mismo en estos espejos gigantes. Debe enfrentarse a su propia imagen y al juicio de la misma. Si pasa esta prueba, algo más denso le espera. La gente que va a los cines está como expectante. No hay un aire de ansiedad, ni de urgencia. Muy diferente de lo que se espera. Parece que los siglos se han detenido allí sólo mostrando un pedazo de inherencia natural humana. Y, de hecho, el tiempo allí se ha detenido de alguna manera.

Las instalaciones son viejas, los colores que salen de la madera pintada con acrílico son rasposos y dan un aire de arcaicismo. La cartelera aún se muestra con afiches ilustrados al estilo de los años 70´s y el hombre que está sentado a la entrada con un bigote arreglado y cano, es quien te da los boletos para ver la función. Nada de máquinas que imprimen tickets, ni de micrófonos ni de pantallas, sólo tú y lo más orgánico y humano del mundo: otro ser humano

 Hay sombras por doquier, en realidad el ambiente es bastante pesado porque la luz es escasa. Pero de inmediato sabes que no estás solo por las sombras que te rodean. Alguien colocó sillas por todo el lobby para que estas sombras descansen en la oscuridad, sólo de repente una de estas sombras se acerca a lo iluminado para pedirle a Juan –el administrador del Cometa- o a Carlos – el del Aracely- un cigarro, o una coca. No hay mucho diálogo. Sólo pones el monto en la mesa y como pre-acuerdo, tendrás lo que esperas. Luego puedes regresar al refugio de tu oscuridad.

Quienes están allí parecen tener ese convenio de conducta. Todos guardan silencio, todos son misteriosos. Parece que todo estuviera provocado por la resiliencia; pero no. El código está abierto a cualquiera que quiera pertenecer al círculo. Nadie es rechazado, todos son bienvenidos. Después de haber cumplido toda la travesía, llegas a la sala de cine. No dista mucho de ser una sala cualquiera. A excepción de que los asientos están usados, las paredes gastadas y, en general, todo es viejo. Hasta la expectativa. No importa, uno no va allí a juzgar lo que envuelve a la pantalla, sino lo que hay dentro de la pantalla.

Allí, todo cambia para los asistentes. Si una película es el viaje introspectivo de cada persona en el aparato visual de un director, una película porno da la posibilidad de reencuentro, de descubrimiento o de exploración sexual. Pero eso es un viaje íntimo. Lo que encuentras dentro depende de lo que estés buscando. Visto desde dentro Aunque se dedican a lo mismo, todos son diferentes. El cine Aracely y el Chaplin, están considerados bajo normas más robustas por parte del Sindicato de Cinematografistas y el aire en estos lugares se percibe más ligero; sin embargo en las salas es bien sabido que hay una expectativa de que suceda algo que a primeras se siente imposible.

Por supuesto, las drogas y el alcohol están prohibidos en este lugar; aunque los administradores confiesan que en ocasiones se les escapa uno que otro, y que se dan cuenta cuando, al término de la función, dejan las evidencias en la sala. También en contenidos difieren. Mientras que el Aracely y el Chaplin parecen seguir a pie las normas de autoría, el cine Cometa proyecta películas cortadas, mutiladas. No sólo truncan el mensaje auténtico de la cinta, sino que se vuelven más inmediatas, menos explicativas.

Sólo atasca de imágenes el subconsciente. Pero es de entenderse. EL cine Cometa ha sufrido un abate de baja demanda y de mala suerte. Desde que construyeron el puente que da fluidez al tránsito de la av. Félix U. Gómez, ha bajado la asistencia. Aunque para Juan (no quiso dar su nombre verdadero), el administrador del cine Cometa, hay otra razón. La ubicación pública del cine hace que los asistentes piensen dos veces antes de entrar. Otra vez reina el sistema social sobre las costumbres. “¿Qué van a pensar de verme entrar en un lugar de esos?”, considera Juan que son las palabras que pasan por la mente de los transeúntes al concebir la idea.

 De cualquier manera los cines porno son parte del imaginario colectivo. Ya sea como entes separados de la realidad o como proyectores de ilusiones. Son templos y como tales tienen creyentes. Fieles seguidores que encuentra en cada uno de nosotros, cuando la curiosidad nos atañe.
El Aracely muestra su variedad