La música no es sólo entretenimiento, es un arma de pie de lucha y de expresión auténtica.
Si me
hubieran dicho, hace unos 10 años, que México iba a estar posicionado con una
escena musical exitosa y con productores de calidad, me hubiera valido madres.
Literalmente porque tenía unos 10 años, y no me importaba ese asunto. Y a la
gente a la que sí, le hubiera mentado la madre al que se lo dijera porque,
evidentemente, se lo estaba curando.
Nadie, más
que Emilio Azcárraga, estaba pensando en música en ese momento, y ese vato lo
hacía porque andaba en planes de asociarse con EMI Music. Afortunadamente, esos
años han quedad muy atrás.
La EMI ahora
sólo maneja a artistas mediocrísimos para producciones televisivas igual de mediocres
–léase, telenovelas- que siguen generando ingresos porque, pues aceptémoslo,
seguimos siendo mediocres. Pero por lo menos la industria musical (ya se le
puede llamar industria) ya no está allí en manos del millonario.
Ahora, no es
el caso de que unos cuantos estén monopolizando el nicho, ni la propuesta.
De hecho,
México nunca ha sido tan democrático en algún sentido como ahora lo está siendo
en la generación de propuestas culturales. Y qué chingón; pero al mismo tiempo
está haciendo falta una noción auténtica de lo que está sucediendo. La gente en
realidad no se da cuenta de la importancia que esto tiene.
El problema
no es que vayan a conciertitos y festivales llaneros y la mamada, el pedo es
que no entiendan el verdadero sentido de la música, que sea menospreciada por
aquellos mismos que la consumen.
Porque si voy a preguntarle al Godinez
promedio la razón de ser de estas propuestas, dudo mucho que pueda encontrar
una diferente a la de la excusa de gastarse unos diez mil pesos al año yendo a
ver bandas que ni conoce con el sueldo de oficinista que apenas le deja
comprarse una cheve en el Corona.
Mucho menos
reconocerá la importancia de esto.
Tomemos
por ejemplo el caso de las disqueras independientes mexicanas. Se solía creer
que el término independiente era
sinónimo de mala calidad, recursos limitados y pubertos grifos encerrados en un
cuarto con una excusa para drogarse. Los hechos, ahora, hablan por sí mismos.
Existen
en México una cantidad inmensa de disqueras independientes que surten de
músicos los escenarios nacionales. De entre los más destacados están Static Discos o Vale Vergas-recientemente renombrado Estados Unidos de Latino América- ambas de la ciudad fronteriza
Tijuana y que tienen entre sus filas a los representantes de la bancada
independiente y alterna más talentosos e importantes de este movimiento como
Juan Cirerol –apodado el Johnny Cash mexicano- Los Macuanos –llamados el Kraftwerk
mexicano-, o Dani Shivers-a esta morra yo le digo la Sky Ferreira mexicana-.
Junto
con este incremento de propuestas de producción se vieron afectados los hábitos
de consumo de los melómanos aztecas. Es así como un par de vatos de la ciudad
de México comenzaron su proyecto de casas productoras de música electrónica que
culminó en la aparición del Auditorio Blackberry.
Acá
les decimos los Sicarios y su importancia no radica exclusivamente en este
recinto; sino el modelo que ha sido adoptado en todos los rincones del país
para este tipo de propuestas. Es decir se multiplicaron los venues donde se
pueden presentar estos artistas.
Y
con ello tenemos una bonita escena nacional llena de gente rara y talentosísima
que puede llegar a cualquier lugar con muchísimo éxito.
“Es
un fenómeno que se viene gestando desde hace tiempo, desde los 90´s no sólo
pensando en bandas o productores, sino con gente interesada en el desarrol
lo
cultural del país como Camilo Lara; que les transmite el legado a nuevos
entusiastas como Luis Cerón, el fundador de Disco Tormento y quien maneja a la
banda francesa Thieves Like Us internacionalmente.
Este
es el resultado de unos 20 años de gente muy dedicada” dice Julián Araoz,
locutor de radio en la Ciudad de México.
Todo
esto sería irrelevante de explicar si no pongo en contexto la razón por la que
esto hace que México sea un mejor país (o por lo menos, que los mexicanos
seamos mejores personas)
Si
tomamos en cuenta que México no sólo está pasando por una revolución de su
escena musical, sino integralmente en todos los sentidos del sector cultural
nos damos cuenta que hace año y medio existió un movimiento socio-político que
crispó a las masas y, de nuevo, vemos que los actores de la escena musical
están presentes en esto.
Cuando
el 132 empezó haciendo marchas sobre Paseo de la Reforma, no pasaron ni dos
días para que los músicos formaran su propia célula del movimiento: Músicos con
YoSoy132. Y es así como te encontrabas gritando consignas de lucha junto a Juan
Manuel Torreblanca por el Eje Central de día, y por la noche lo veías tocar en
el Caradura.
También
hay que recordar que antes de que México comenzara a pisar fuerte la escena
independiente, los que llevaban el estandarte en el mundo eran Chile y España,
llegando a exportar sus productos a todo el globo sin importar la lengua nativa
del lugar en el que eran escuchados (los chilenos de Astro están incluídos en
el soundtrack de FIFA 2013 y los españoles Crystal Fighters han tenido
presentaciones hasta en Rusia).
Y
si también nos ponemos minuciosos en el asunto, España y Chile vienen de una
ola de levantamientos sociales sonorísimos a los que la Primavera Mexicana les
debe mucho:
Camila
Vallejo estaba presente durante las manifestaciones en los comités de
organización de universitarios mexicanos en 2012.
Entonces,
la música no es sólo entretenimiento, es un arma de pie de lucha y de expresión
auténtica.
Si
cabe dar un preciso ejemplo, pongo aquí en contexto a la gran Chavela Vargas,
que dice y seguirá diciendo (porque para mí, sigue viva): “México es mi tierra. Ahorita está dormido el
gigante. ”. Dormido, no muerto.
Hasta en
Siria la música es temida por los círculos de poder donde, literalmente, les
están cortando las gargantas a los compositores para que dejen de
tener importancia. Entonces vamos sacando cuentas de lo que verdaderamente
significa tener una escena de este calibre en un país tan antagónico.
No es sobre si quieres hacerle un boicot a
Slim dejando de ir al Corona porque tu cuenta de internet está muy cara ni
sobre si algún pomposo famoso anda
tocando en el Vive Latino, es sobre exaltar y darle importancia a lo que
lo necesite y sea importante para sacar adelante una idea.
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