“Como pescado nadando contra corriente y de repente dices, ¿qué pedo?, ¿ no estaré mal y mejor nado hacia el otro lado? “
Es bien tímido, pensé. No hay manera de que salga a un gran reflector a presentar sus ideas como grandes panaceas, ni mucho menos me imaginaría que dentro de él maquina una visión de planeación y logística a gran escala si lo encuentro en una fiesta o en un concierto. Es un chico normal, algo delgado y con el cabello que le cubre la mirada. Hasta frágil. Tampoco lo imagino saliendo del vientre de su madre sin un suéter puesto, moriría de frío.
Pero es Daniel, y es todo eso que revolucionó la noción del venue como todo un concepto inmaculado en la industria musical. El recinto alimentado por todos los actores: creadores, intermediarios, anfitriones y siervos.
Así lo imagino: un mago feudal que con cantos difónicos invoca a los mejores espíritus y los reúne para el goce divino de todos mientras nadie nota su presencia.
Aunque parece tener los ojos calmos, la urgencia es algo que lo define, como me cuenta mientras hablo con él. Dejó la carrera un par de veces y definitivamente no fue por asuntos académicos, sencillamente no le parecía entretenido.
Ni los ingenieros mecatrónicos ni los diseñadores industriales se divierten tanto como los magos.
Y por ortuna las cosas se dieron. “Gódin nunca” dice Daniel. Así como era malo en la escuela, lo sería en una oficina. Es el mal de toda la internet generation (si en todo caso es un mal). Nos aburrimos con facilidad, queremos todo más rápido, inmediato. Daniel no hubiera podido tterminar la carrera porque lo atormentaría el pensamiento de hacer algo que le iba a aburrir toda la vida. 
Hay otras formas de muerte que la muerte misma. En algún momento supone que si no funciona todo esto, hará vida en alguna industria musical: como músico, o del otro lado
La música la toma en serio. Desde los 15 años ha estado asistiendo a conciertos y no piensa parar nunca. “Es un golpe muy intenso el que sientes”, dice. Y la música lo lleva a todos lados. Lo más lejos que ha llegado a estar es Islandia, justamente para asistir a un festival de música.
No es de sorprenderse, justamente estamos pasando por una serie de cambios radicales en las formas de consumo de todas las personas. Los objetos se vuelven sagrados y personales, como colecciones de idolatría que llevan una carga emocional en su esencia.
¿Para qué sirve tener el disco de tu banda favorita si los puedes llevar en la memoria del teléfono? Porque más allá de la música, los puedes hacer tuyos de una manera más personal: el vinil que compraste el día del concierto de Motorama, en el Pasagüero, cuando conociste a Mónica, etcétera.
Daniel es parte de esta generación que mira las cosas de manera diferente. No quiere esperar, no quiere hacer filas, no quiere sentirse ajeno, ni segregado. Cree fervientemente que hay que cuestionar el modelo de orden común de las cosas.
¿Por qué tengo que vivir en NY, o en Londres para poder vivir la música de culto? La experiencia de tener a tu banda, en tu país, con tu gente. Eso es lo que hace.
El éxito del crowd funding radica en la unión de la gente. Jalar parejo. Cuando Bandastic quiso traer a Real State a la Ciudad de México, se necesitaban 63 mil pesos. Se abrió convocatoria y cuando expiró, no se había llegado a la meta.
Se canceló el concierto y el dinero le fue regresado a quienes aportaron. Pero cuando la gente pidió abrir convocatoria para traer a Motorama desde Rusia, Guadalajara y D.F. respondieron al llamado.
Daniel habla de la gente en el concierto. Gente auténtica, que demostró que el proyecto tenía mucho más que sólo lo que se imaginaba en un principio. Se le dio el poder a la masa y la masa tuvo la razón.
No es un modelo de negocio, ni una forma de producto retorcido cargado con mercadotecnia. Es gente verdadera haciendo y disfrutando lo que verdaderamente ama. Empoderar a quienes deberían tener el poder, porque son más y porque son buenos para saber lo que quieren.
Después de todo esto que ha sucedido, Daniel está en una especie de hot spot en el que no se siente cómodo. Ya lo sabía, él es más bien tímido y se restringe a disfrutar; pero cuando se trata de dar la cara en prensa, Luis, CEO de Bandtastic es el que se encarga del asunto.
Al final, después de haber hablado con él, le pregunté directamente cuáles eran sus planes a futuro. No pudo más que contestar que no le gusta verse a sí mismo sobre una línea hierática. Prefiere verse a sí mismo como una línea que cambia de dirección dependiendo de los sucesos: “mientras haya música, padre; si me estoy divirtiendo y hago cosas padres, cool”.
Supongo que a la magia no se le puede poner destino
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